domingo, 18 de noviembre de 2007


Me sirvió para conocerles, para darle la información que tanto tiempo estuvo en cautiveria, y de alguna manera, aumentó la imensa dicha que mi desgracia a llevado tras de sí. Con enterarme mejor de las cosas, supuse que soñarse solo no es un sacrilegio insufribe, es más, tal vez habría sido mucho más útil si lo hubiese hecho antes. Después de todo, sé muy bien que más adelante todo tendrá sabor a Valparaíso. Ya no les reconocía, los escalones sólo fueron parte del sueño y su luz fue cuanto me acompañó en mi descenso. Ahora sólo queda acostumbrarse.

1 comentario:

Ñandúes dijo...

Valparaiso, yo fui por primera vez hace como un mes y me enamoré de todo lo que vi. Cautiva, enceguece, ata.